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miércoles, 16 de julio de 2014

Voces II

Estrofa
Corean a viva voz los mortales, aquellos cuya pesada carne, los convirtió en tiernas víctimas para paso de la tempestad. Gritan, imploran, claman una antigua epístola, ley de muchos, vida de pocos. Pero ya no hay salvaciones a las que acudir.
Un blanco dragón atraviesa el cielo con su larga cola y respira entre las negras nubes, sirviéndose de la fricción y la humedad para vivir. Observa a los mortales gritar y continúa su camino.

Estrofa II
¿Quién salvará entonces a los seres de carne de la muerte segura (Si es que alguien o algo lo hará)? La verborrea los sulfura, los agrupa, los dispara. Accesos de frustración e ira tocan su corazón, como la caricia de algún hado infernal que ascendió a la faz de la tierra. ¿Cómo salir del pozo en el que fuimos paridos? ¿Cómo recordar ese cordón umbilical invisible que nos une a la madre Gaia? 
La salvación no está en el cielo, tampoco en la tierra. 

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