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martes, 25 de julio de 2017

Diario del caminante

Un prólogo.
Irónica y trágica esa usual jugada del destino: Ponernos dos veces la misma piedra en el camino para recrear dos caídas iguales. ¿Pero por qué son iguales? ¿Es que la primera caída yace en el olvido? ¿O las herramientas que creímos desarrollar para mantenernos de pie son en verdad una chabacanería psicológica que usamos para sentirnos fuertes cuando la marea está baja?
Intuyo que en este Via Crucis que representamos todo el tiempo en lo que llamamos "rutina", tenemos a nuestra disposición más técnicas y recursos de los que usamos o queremos usar, pero no deja de ser una intuición. Quizás la realidad sea eso, caer y caer como si el pasado fuese un inerte depósito de recuerdos de los cuales no podemos extraer una sola enseñanza o pista para enfrentar nuestro presente.
Algo se aprende, quizás lo que importe sea la intensidad del tropiezo, o haya un canon que cumplir con respecto a la cantidad de caídas. No lo sé, pero de seguro me levantaré nuevamente para hacer más investigaciones.