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domingo, 30 de agosto de 2015

De pie en el proscenio.

Hemos negado esto mucho tiempo.

El fuego no puede contenerse.

El fuego quema en lo profundo.
Lo que no se ve.

Temimos que aquello destrozara nuestros cuerpos, pero aquel fuego quemó en lo hondo. Nos dejó intactos, y a la vez, destruidos en nuestro centro.

No importa la distancia que corramos,
o el agua que volquemos sobre las rojas lenguas abrasivas.
El fuego está ahí, y nadie podrá rescatarnos a través de la densa capa de hollín que nos separa.

Mis últimos suspiros, serán mis primeros signos vitales.