desde hace ya un lustro,
que semeja a una vida.
Al menos una como yo la conozco.
Con todo lo que debe tener,
y con todo lo que le debe faltar.
Como a cualquiera, el tiempo me ha dado
y me ha quitado,
y aquello que antes fueron necesidades,
no era sino ilusión desmedida.
Como a cualquiera, el tiempo me ha enseñado
con dulces y amargas experiencias,
ha sabido mostrarme el camino a la luz de un beso
y ha entrenado mis ojos
para ver senderos en la noche
del más oscuro desprecio del hombre.
Por todo, eterno tiempo,
soy alumno en tu sustancia.
Decido, mirándome entonces,
dando insoslayables y firmes votos,
reconstruir con mano tenaz.
Y levantar estas penosas ruinas,
a las que reduje en tan solo un año,
el hermoso cuerpo en el que viví,
durante toda una vida.
Al menos una como yo la conozco.