a favor de la lucha resistida.
Así las cosas encuentran su lugar,
así, dejamos de odiar y de amar.
El perdón abre las puertas de la paz,
y sólo de perdonar es capaz,
aquel que descubre los arcanos
que se develan al tender las manos.
Las vejaciones y profundas heridas,
lo mismo que nuestras almas partidas,
se mezclan y en el aire se disuelven.
Años de llanto, al instante se resuelven.
Somos más sabios, más enteros.
Somos más fuertes y sinceros.
El cuerpo elimina los venenos,
cada día, duele un poco menos.