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viernes, 29 de julio de 2016

Vigilia

¿Cuántas noches habré recorrido las mismas calles, bajo las mismas luces, con la misma mirada en los ojos?
¿Cuántas emociones y pensamientos se habrán encarnado en un suspiro, volviéndose un blanco vapor que se disuelve en el aire de lo alto?
Si ya viví lo suficiente como para amar la tragedia de una noche de soledad, si ya viví lo suficiente como para sentirme propio de las sombras en el mundo de los abrazos, observado por aquellos que cubren su alma tras el abanico de falaz decencia. Si ya viví lo necesario para sentirme así, ¿Qué queda detrás de la gran puerta del mañana? ¿Existiré otra noche como aquellas,  siendo sólo el parpadeo eterno y fugaz del tiempo, besando mi carne en los confines de la tierra?