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martes, 31 de marzo de 2020

Despedida

Sé que son pocos los que aún circulan estos lares, leen estas líneas, de alguna forma cómplices del destino de mi existencia. Todos bajo un velo de santo anonimato.

Esta vez no pretendo estetizar palabras, ni hablarles de lo que ha sido y es en el presente de este observador.
Será esto un hasta luego, la oscuridad a tocado fondo en mi núcleo, el viento sopla desfavorable, he sabido crear un inconmensurablemente enorme océano de amor y hoy, se a ha vuelto en mi contra, ahogándome en las profundidades que llevan su nombre.
Por lo tanto he decidido poner un freno a mis lamentos, que en este portal he querido disponer en forma de escritos, y cerrar el alma a nuevas expresiones, al menos hasta que deje de sangrar.

Volveré cuando su voz no siga dictando mis movimientos, cuando el recuerdo de sus brazos abandone mi piel y cuando su sutil aroma imaginado deje de ponerme el corazón bajo sus más potentes encantamientos.

Agradezco su compañía en la lectura de este blog.
Hasta algún día.
Juan.

lunes, 30 de marzo de 2020

Silencio nocturno

Que silenciosa es la noche, 
que trae recuerdos suyos.
Fueron mi amor y entrega un derroche,
pero fueron siempre tuyos.
Que silencioso es quedarse
mirando estrellas y pensarte,
pudiendo el alma de pronto helarse,
en la agonía que espera tu abrigo.
Abrazarnos era nuestro magno arte,
y es algo que llevo conmigo.
El silencio hoy me habla de nacer,
de ser y seguir caminando en sombras.
Sé que aún hay mucho para hacer,
pero me he desanimado en el camino.
Soy feliz sin el flagelo de tus palabras,
ni el azote de tus ausencias.
Y la luz del día alumbrará mi atino,
me sonreirán artes y ciencias.
Pero por ahora, súbdito del silencio,
pensaré en tu sonrisa y tus labios,
seré, una vez más, tuyo.

viernes, 27 de marzo de 2020

Páramos

Me sirvo el néctar
en la copa del silencio,
bebo en los rincones,
en los que estabas vos.

Me interrumpen voces y sonidos,
de personas que llaman al teléfono.
Diáfana la sombra avanza,
y bebe conmigo de la misma copa.

Me abrazo a los despertares,
quiebro los ocasos trastornados.
Conozco la victoria y, enseguida,
encuentro la derrota.

Otra copa de silencio,
llena del deshielo ocular.
Las sombras retroceden,
solo hay claridad.

Me aferro a la alegría del encuentro,
al tráfico de almas que propone la materialidad.
He olvidado quién era y a donde iba,
pero me lo han recordado hoy.

La noche termina,
dejo la copa.
Un alma grita en ruido rosa,
y la mía está besándola.

miércoles, 25 de marzo de 2020

Reagudización

Pasan los días serenos, las tardes sin mucho rumbo, hasta que alguien dice tu nombre.
De pronto recuerdo como se sentía intentar gritar cuando te estrangulan las feroces manos del viento, recuerdo como era llorar amargamente.
Es fácil creerse sano cuando puedo no pensarte un segundo, pero todo se cae con facilidad.

Hoy me tropiezo con esa piedra, hoy todas mis heridas sangran con ferocidad. Anhelo un abrazo que ocluya el sangrado, mas también anhelo el silencio y la soledad de la meditación. 
No hay dudas, el amor no ha muerto. Pero debo recordar que amarme a mí me ha conducido a escapar. 
La oscuridad es tentadora pues nos vela de vernos y enfrentarnos con nuestra verdad, y su oscuridad tan profunda, me llama a gritos.

Venceré.
Juan.

sábado, 21 de marzo de 2020

Convalecencia

Dulces arenas del tiempo,
moviéndose hacia la fosa,
llevándose consigo cada cosa,
cada persona y momento.

El aire lentamente se vuelve rosa,
la vida no es perfecta, pero hermosa,
la oscuridad se retira lentamente,
y el silencio queda remanente.

La paz y belleza se amalgaman,
y forman coronas en mis sienes,
de ambrosía que los ángeles aman,
de sinfonías que todo calman.

Miasmas ominosos e infernales,
que se vuelven carne en un hombre,
ahora que he cerrado los portales,
se retiran ante la primera lumbre.

Al final de la convalecencia, limita,
tras la extirpación grosera y violenta
de la enfermedad de Afrodita,
la fosa donde la arena cae, lenta.

domingo, 15 de marzo de 2020

Elementos

Se abre las ciénagas,
aparece un espejo
hecho de agua,
y refleja mi tierra.

Tierra que despertó, sacudida,
temblaban montes calmos,
y volaban en estrepitosa marcha,
grandes bocanadas de fuego.

Fuego que despertaba para gritar,
para llamarte, pero sólo había silencio.
Él consumía todo a su paso, dejándolo todo,
a merced del viento.

El viento era surcando por aves viejas,
que esquivaban escombros y suciedad.
Se dirigían todas juntas hacia atrás,
batiendo fuerte sus alas, hacia una fuente.

En aquella fuente, generosa y cristalina,
manaba el agua de la ciénaga, y del espejo.
Todo es pasado, toda herida es su embajadora,
pero magnos el tiempo y el agua, 
que poco a poco, termina con todo.

miércoles, 11 de marzo de 2020

Elegía, el cierre.

No importa cuánto te busque,
en los confines del planeta.
Tu lugar es la espesura insondable,
del alma que llevo dentro.

Recordarte es abrir lo profundo,
hundirse en la insensatez y lo sensorial,
morir en carne y existencia,
y abrazar el silencio vacío de lo que queda.

A donde sea que vaya la materia,
ya no la seguirán mis sentidos,
el amor se encapsula y guarda dentro
allí donde está lo importante.

En aquel lugar las estrellas se fusionan
con la esencia oscura que tiñe tu efigie,
iluminan carnes llenas de heridas,
y finalmente las reparan con su luz.

Elijo creer que has sido la fragua,
que valiéndose del golpe de martillo,
la abrasión intensa del fuego,
y el frío abrumador del agua,
moldeó finalmente esta égida
y esta sarisa,
que al conectarse con lo profundo del silencio,
y la luz de las estrellas,
serán mis manos, para alcanzar el infinito.

domingo, 8 de marzo de 2020

¿Quién soy, ante el espejo de mis ojos?
Aparte de tus juicios y conceptos,
de tus insultos y piadosos halagos.
¿Quién era, antes de vos?

martes, 3 de marzo de 2020

Cordis

Despacio, y constante, avanzando hacia lo temido y desconocido para alejarse de la terrible y lacerante realidad que hemos encontrado.
En el camino conoceremos más de nosotros, o quizás encontremos que hemos muerto hace un tiempo, y somos una vida siguiente, que continuó formándose del abono que dejó nuestra anterior alma al caer muerta en nuestro suelo.
Estoy convencido, a veces morimos sin que nuestro corazón se detenga ni nuestro cerebro deje de pensar.
O quizás si lo hacen, pero dejamos de notarlo, y es entonces cuando hemos partido.
Incluso esa nueva vida que se nos otorga cuando nos elevamos de nuestra condición, tiene un poco de semejanza con un nuevo nacimiento: lloramos y conocemos personas y entornos nuevos (incluso impensados), de repente entendemos que el mundo, indescifrablemente extenso, nos ofrece otra lente para observarlo.
Y desde las tinieblas, se hace la luz.