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miércoles, 11 de marzo de 2020

Elegía, el cierre.

No importa cuánto te busque,
en los confines del planeta.
Tu lugar es la espesura insondable,
del alma que llevo dentro.

Recordarte es abrir lo profundo,
hundirse en la insensatez y lo sensorial,
morir en carne y existencia,
y abrazar el silencio vacío de lo que queda.

A donde sea que vaya la materia,
ya no la seguirán mis sentidos,
el amor se encapsula y guarda dentro
allí donde está lo importante.

En aquel lugar las estrellas se fusionan
con la esencia oscura que tiñe tu efigie,
iluminan carnes llenas de heridas,
y finalmente las reparan con su luz.

Elijo creer que has sido la fragua,
que valiéndose del golpe de martillo,
la abrasión intensa del fuego,
y el frío abrumador del agua,
moldeó finalmente esta égida
y esta sarisa,
que al conectarse con lo profundo del silencio,
y la luz de las estrellas,
serán mis manos, para alcanzar el infinito.

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