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viernes, 26 de junio de 2015

El renacer de Venus

La invoco, en tempranas épocas, dulce y verde
Ubérrima Primavera que alegras nuestra efímera mortalidad.
Zarina del universo entero, y dadora de sutiles fragancias.

Comienzo nombrándola a aquella que bien la retrata,
pero en tiempos presentes te invoco a ti, 
gloria y fatalidad de la humanidad entera.

Venus, que juntas y enemistas a los hombres de sangre,
mi canto se aparea con el tuyo, pues bestia mortal me concibieron, 
y tu hechizo alcanza su álgido punto en términos de superación.

Háblame de tu fiel sicario, Eros, de raudas y certeras flechas,
que con desdén dispara desde el Olimpo.
Dime cuando retiró de aquella su encanto, cuando la condenó a olvidar con celeridad.
Mas perdóname, oh Venus, el divagar con tales relatos antiguos,
más bien te imploro que nuevas acequias abras en el terreno del Amor que emana de ti.

Nuestros cantos se juntan, Diosa, pues tienen mis versos
la esencia de aquella cuyos pies se mueven al compás,
que se marca en dos por cuatro. 

Oh feliz y dichosa mi alma, 
que tras el duelo despliega nuevamente sus alas,
y recibe aún más dichosa aquel valioso obsequio 
de la que nació entre la espuma del mar.

Un nuevo día para mi espíritu, bajo el alborada 
de la rosada Aurora, que despierta de su lecho en el horizonte,
y el carro domado por Febo, recorriendo el extremo meridiano,
en la bóveda celeste en la cual se encuentran los dones supremos.

Abandono los barrotes de la prisión 
a la que fui condenado por amar,
y regreso a la vista de los astros, que,
como Afrodita de oro, premian la libertad,
que se consigue con la propia labor.

¡Infinitas estrellas del cielo, 
que equiparan a los días que sentí 
bajo tierra, brillad para mí
aún en este alba que sonríe a mi corazón!


jueves, 25 de junio de 2015

Oración del Remanso, por Jorge Fandermole

Soy de la orilla brava, del agua turbia y la correntada,
que baja hermosa por su barrosa profundidad;
soy un paisano serio, soy gente del remanso Valerio,
que es donde el cielo remonta el vuelo en el Paraná.

Tengo el color del río y su misma voz en mi canto sigo,
el agua mansa y su suave danza en el corazón;
pero a veces oscura va turbulenta en la ciega hondura,
y se hace brillo en este cuchillo de pescador.

¡Cristo de las redes, no nos abandones
y en los espinales déjanos tus dones!

No pienses que nos perdiste, es que la pobreza nos pone tristes,
la sangre tensa y uno no piensa más que en morir;
agua del río viejo, llévate pronto este canto lejos,
que está aclarando y vamos pescando para vivir.

Llevo mi sombra alerta, sobre la escama del agua abierta;
y en el reposo vertiginoso del espinel
sueño que alzo la proa y subo a la luna en la canoa,
y allí descanso hecha un remanso mi propia piel.

Calma de mis dolores, ay, Cristo de los pescadores,
dile a mi amada que está apenada esperándome,
que ando pensando en ella mientras voy vadeando las estrellas,
que el río está bravo y estoy cansado para volver.

¡Cristo de las redes, no nos abandones,
y en los espinales déjanos tus dones!




miércoles, 24 de junio de 2015

Un día sin inspiración, de camino al Purgatorio.

Cosa.

Mi mente choca de cara a sus cambios.

Cosa. 

Me mantengo, huyo. El viento marca mi dirección.
Hacia el mar.

Cosa.

Vivo el delirum.
Planteo planterum.

Cosa.

Giran las nubes en el cielo,
derredor de las cumbres nevadas
acogiendo el frío hielo,
mientras escribo pavadas!

Cosa! cosacosacosa.

¿Tengo algo en los ojos? 
Pura infamia y antojos.
Cis y trans.

Cosa.

Un día como cualquiera se me canta,
revivir y morir en la imagen santa.
¿Existe una conexión divina?
¡No me quites los zapatos, sirvienta ladina!
Bueno, eso hasta ahí.

Cosa.

Sumo y resto tus valores,
y hasta cuento tus colores.
Cortaste tus alas por calores,
ahora desangras sabores.

¡Sí! Cosa.



lunes, 22 de junio de 2015

Entre dosis de Hg

Situación límite, me suelta, me deja, lo pierdo. Pero vuelve.
Un calor explota en mi cuerpo, lo siento, me contiene.
Pero se va.

Lo aparto, lo riño, lo ataco con agua. No se disuelve.
Mas lo amo, lo junto, lo pego a mi ser cuando viene.
Pero se da.

¿Quién sabe? Un delirio, que despliegue una ilusión.
Nuevas ópticas, todo por la más efímera sensación.
Locuras.

Delirio que duele, sí. Me quema, me mata por dentro.
Me desquicia, me deprime y enaltece, me desvía el centro.
Corduras. 

Enmantado, ungido. ¿Qué vale más que la esfera blanca?
Vuelvo, incinerado, contra mis sectores aislados.
Puedo detenerme a observar la banca.
Puedo detenerme abrazado a mis lados. 

domingo, 21 de junio de 2015

Llego a un punto...

Llego a un punto en que las complejidades, las contradicciones, las paradojas y las imposibilidades se apilan de tal manera que me superan. Lo he pensado todo una y otra vez, he probado todos los caminos, y en cualquier punto me encuentro con una frustración. Finalemente sólo me queda ponerme de pie y salir de la armadura. Estoy atascado, tengo que hacer algo, estoy al borde del precipicio. Hasta podría saltar. De pronto ya no me importa si alguna vez resolveré este enigma; estoy vivo, al diablo con todo lo demás. De alguna manera, al saltar, al echar a un lado la masa de enredadas paradojas, pero reteniendo mi condición de persona viva, siento que algo cede dentro de mi. Con este salto nace algo nuevo. Al día siguiente, caminando por la calle, llega la simple solución. ~ Stephen Nachmanovitch

domingo, 14 de junio de 2015

sábado, 13 de junio de 2015

Aria de las cartas - Carmen - G. Bizet

Toujours la mort...

Feliz aquel que lleva consigo un ideal, un Dios interno, sea el ideal de la Patria, el ideal de la ciencia o simplemente las virtudes del Evangelio ~ Louis Pasteur

viernes, 12 de junio de 2015

Pequeña narración sobre los días soleados

Todo comienza abriendo la puerta, aunque es tal vez, el paso más difícil que enfrenta cualquier hijo de la noche.
Luego de eso, viene el encandilamiento, esa etapa fugaz de horror y perdición que nos hace reformular la necesidad que tuvimos de haber abierto la puerta en primer lugar. Entonces, quienes nos imponemos y no nos doblegamos ante el brillo efebo de la alborada, llegamos al estadío de equilibrio cósmico-terrenal. (lo cual suena algo altanero ¿Nos imponemos realmente? ¿O se trata de alguna extraña resignación, efecto de la infundada certeza de una adaptación futura?)
Al salir al sol con los ojos abiertos, comenzamos a mirar atrás, a nuestra vida en las penumbras del firmamento que dominan las estrellas, y no podemos sino encontrar amargos y dulces momentos que asaltan nuestra memoria, atraídos al presente por el humo del ensueño matutino.
Tarde o temprano, a la vez que se va descondensando ese humo, retomamos la vista del horizonte, donde el nuevo sol se está levantando para recibirnos. Alegría.

Fauces del Etna

No se trata de liberar,
tampoco de atar.
No se trata de inventar,
ni de mil historias reeditar.
No se trata de volver,
no se trata de poseer.

Siempre hay espacio para un epílogo,
no tengo otro encierro que el recuerdo.
Sabrás disculpar si tu anzuelo muerdo,
no hacerlo, significaría ser muy cuerdo.

No es mi estilo Ω

Los vientos han ocupado mi alma,
vivo para errar y sentir la calma.
Una hoja podría engendrar mil árboles,
en un espíritu fértil de creación.
Fáciles los días con la canción
y la espada de la sensación.

El Omega simboliza el fin
con su comienzo afín.
Si no vuelven los días áureos,
disfrutaremos los argénteos.

martes, 9 de junio de 2015

En mi océano disuelvo tu desprecio, 
por tus pecados, no voy a pagar el precio.

lunes, 8 de junio de 2015

Un espejo en el viento Ω

¿Qué puedo hacer además de verte volar?
Hoja de tintes ámbar, abandonas mi mano para zarpar en los mares del viento.
¿Qué puedo hacer además de verte flotar?
Tu hermosura es del mundo,
tu frescura le pertenece al sol,
y yo sólo puedo verte volar.

Un espejo en el viento puedo notar,
un reflejo profundo hago más que mirar,
querido espejo en el viento,
bien sabés lo que siento.

Llegó el momento de dejarte volar,
llegó el momento de saber olvidar.
¡Adiós hoja en el viento!
Quizás no nos volvamos a encontrar,
como predije cuando te dejé flotar.
Es castigo y regalo de quien te libera,
sonreír al verte marchar por la rivera.

ΩHikariΩ

domingo, 7 de junio de 2015