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jueves, 25 de junio de 2015

Oración del Remanso, por Jorge Fandermole

Soy de la orilla brava, del agua turbia y la correntada,
que baja hermosa por su barrosa profundidad;
soy un paisano serio, soy gente del remanso Valerio,
que es donde el cielo remonta el vuelo en el Paraná.

Tengo el color del río y su misma voz en mi canto sigo,
el agua mansa y su suave danza en el corazón;
pero a veces oscura va turbulenta en la ciega hondura,
y se hace brillo en este cuchillo de pescador.

¡Cristo de las redes, no nos abandones
y en los espinales déjanos tus dones!

No pienses que nos perdiste, es que la pobreza nos pone tristes,
la sangre tensa y uno no piensa más que en morir;
agua del río viejo, llévate pronto este canto lejos,
que está aclarando y vamos pescando para vivir.

Llevo mi sombra alerta, sobre la escama del agua abierta;
y en el reposo vertiginoso del espinel
sueño que alzo la proa y subo a la luna en la canoa,
y allí descanso hecha un remanso mi propia piel.

Calma de mis dolores, ay, Cristo de los pescadores,
dile a mi amada que está apenada esperándome,
que ando pensando en ella mientras voy vadeando las estrellas,
que el río está bravo y estoy cansado para volver.

¡Cristo de las redes, no nos abandones,
y en los espinales déjanos tus dones!




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