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jueves, 19 de junio de 2014

Reflexión, meditación y una úlcera en el abdomen.

Es mi destino... Piedra y camino. De un sueño lejano y bello, viday, soy peregrino.
Así dice un muy popular tema de nuestro querido Atahualpa Yupanqui, lo que tal vez, describía como se ve la vida del poeta caminante que anda por las distintas tierras sin rumbo, o al menos, sin un lugar fijo donde estar.
Y como es normal, uno a veces paciendo entre el vapor de un té y estos acordes, se dispone a internarse en las profundas selvas del pensamiento. Intentando descubrir, quizás, que me falta para ser (y vivir) mejor.
Siendo así que hoy planteo lo siguiente:
¿Estoy desperdiciando mi vida? ¿Estoy dejando ir mi adolescencia entre páginas de libros, entre tonadas y obras? No es que no lo disfrute, pero siento que tendré tiempo para esto más adelante, y que ahora debería estar haciendo lo que hace un adolescente tipo; me refiero, salir de noche, dedicarme a juntar amigos o tener una novia, invertir más tiempo en las relaciones sociales que en el estudio del mundo. Tal vez estoy desperdiciando mi vida.

A veces... Soy como el río: Llego cantando. Y sin que nadie lo sepa, viday, me voy llorando

Y si realmente fuese así, si realmente la estoy desperdiciando ¿Cómo puedo transformar mi realidad?
No veo tan sencillo el hacerme de amigos, nunca fui muy bueno en eso.
Sin embargo, no estoy acá para penar, eso quedó atrás.
Hoy toca mirar hacia adelante, con fuerza, aunque el mundo se venga a abajo, no hay poder que destroce.


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