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jueves, 12 de junio de 2014

¿A las heridas las cura el amor?

¿A las heridas las cura el amor? Me encontré pensando en esto una vez pasé a la etapa del "camino despejado"(*), entre los distintos divagues pseudofilosóficos emocionales.
¿Es entonces el amor, el cariño, lo que nos expía  los males? En un sentido laxo, sin mucho rigor, podría entenderse de esa forma. El cariño que depositamos y nos es devuelto igualmente, una confianza que no nos es traicionada, puede darle a uno un valor, una fuerza que por si mismo, el individuo no conseguiría para sentirse bien.
No obstante, aplicando el rigor que debe ser aplicado en la medida de lo posible, teorizo que no es un "amor" el remedio, sino una dependencia. A menudo solemos depender emocionalmente de otro ser vivo para curar, para subsanar esa necesidad de recibir atenciones y cuidados que no pueden ser autoprocurados por la persona que lo busca. De ese modo, concebimos en otro ser humano nuestras falencias y virtudes, nos disponemos a sentir que somos superiores aunque en el fondo sepamos que DEPENDEMOS de esa otra persona para sentirnos bien.

¿Eso es el amor?

¿Sentir alas para volar mientras estemos en sus ojos, y si perdemos a esa persona destrozarnos hasta el más profundo abismo?

Señores, prescindiré un poco del amor.

(*)El camino despejado es la etapa actual de mi vida en la que, por algún motivo, mi sola compañía me es la más grata de todas. Así también podría explicarse la fuente del contenido de este escrito.

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