Change language

miércoles, 25 de junio de 2014

La agradable y fresca brisa del eremita

Soplando, tal vez siendo impulsada por el abanico de una ninfa, respiro la agradable y fresca brisa del eremita.
¿Qué es sino salud? ¿Qué es sino el aroma del eucalipto en flor?
Su suavidad, envidiable hasta por el más fino y caro algodón, se siente primero en las mejillas y lentamente recorre el resto del cuerpo. Como sabiendo hacia qué puntos dirigirse y cuanta caricia aplicar.
¿Qué es sino alas espirituales emergiendo de la espalda? ¿Qué es, sino el brillo blanco de una perla marina?
Al instante la caricia regresa, y la brisa retorna, y junto con ella esa aromaterapia, ese fragor que podría purificar el vertedero más hediondo, el lago más sucio o bien el aire más contaminado.
Exquisita corriente del aire, pasando por los lados, desconociendo de geometrías y llegando al interior más oculto.
Cuanto bien me hacés... suave, fría y deliciosa.

No hay comentarios:

Publicar un comentario