Todos tenemos un demonio que combatir.
Todos tenemos una guerra que terminar.
Todos tenemos un cuerpo para curar.
Todos tenemos heridas que sanar.
La tierra gira, constante y certera, dándonos un determinado tiempo para desarrollar la experiencia de la existencia en esta realidad y momento.
El odio, la angustia, la rutina, nos conducen invariablemente a la contaminación. Y la contaminación nos conduce al fracaso.
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