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domingo, 28 de septiembre de 2014

Dando vuelta la hoja, tonadita

En tus ojos se refleja
la más pura moraleja
de esta fábula de queja
que se vive tras las rejas.

Comencé soñando con un mundo
nuevo, luminoso, al que marchar
muy diferente a en el que me hundo
muy trasparente sin heridas que emparchar.

Pero soy preso de mis pasiones
fui condenado por mis acciones
y lo que hoy plasmo en renglones
es el dolor de mis manos y talones.

Es la pena del caminante
que se desvía del sendero
es ese dolor que, andante,
no admite ningún pero.

Llevo en cada fibra de mi ser
un recuerdo que, a mi parecer
indica la malevolencia de mi hacer
y un precio por perecer.

Pronto pasarán los días
y los errores con la lluvia se irán
pero para crecer se cortan las vías
y se extingue el amor que me dan

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