Seguirá doliendo, pero sabremos que el curso natural de la vida cicatrizará las fisuras, que usaremos tutores y muletas para caminar, pero que pronto serán nuestros pies suficientes como antaño e iremos a donde les ordenemos ir.
Por primera vez, estoy listo para decir adiós. Para que por lágrimas y gritos de dolor se drene aquel material pútrido que injuria mi alma. Para abrazar el mañana y amar mi presente.
Estoy listo para abrir los ojos, y ordenar mi casa. Dejar entrar el sol y la lluvia, el viento y el ruido de la calle, el canto de las aves y los energúmenos insectos.
Que se lleven mi pena y los recuerdos, y que los traigan alguna noche de velas encendidas.
Pondré en mis manos la rosa y el jazmín, pondré el latido y el suspiro.
Todo será distinto.
Estoy listo para decir adiós, lentamente.
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