Final

Como un libro, cuyas letras lloran y se borran, dejando una página manchada y una historia perdida. Una punto negro en el pasado, una narración desaparecida.
Como las horas aburridas de la infancia, como una anécdota fútil, como un comentario que nadie escuchó.
En el espejo de su alma sólo antoja mi reflejo en, imagino, algún instante fugaz de aquellos que usamos para evocar súbitos chispazos de nuestro pretérito.
Aquel que porta la antorcha que enciende mi espíritu cerró mi libro, me envolvió en el eterno mutis y bañó mis sienes con las aguas del Lete.
Cierro los ojos, y todo es blanco. Una tabula rasa, donde nuevas historias comenzarán y se escribirán sobre mi ya perdido relato.