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jueves, 28 de noviembre de 2019

Caelestis clamor

¿Qué queda tras la batalla perdida?
La derrota se siente en la carne,
y más profundo, en las vísceras.
Ahogado y acobardado, despojado.
¿Con qué se sueña luego del fracaso?
Pero no es lugar de engañarme,
pude escapar, pude salvarme del alud,
mas preso del cinturón de Venus
decidí arrojarme sin brazos al océano,
y ser llevado por la corriente.

Al menos hoy, ya no restan esperanzas.
Y quizás tampoco las necesite.
No hay objeto en luchar guerras perdidas,
ni en esperar la primavera,
si todas las flores han muerto de raíz.

No hay voces de auxilio, ni manos tendidas,
los astros no brillan, ni la luna ofrece paz.
Sólo el murmullo ancestral permanece,
pero no lo puedo escuchar.

Sólo las fuerzas de Tánatos o las negras Keres,
podrían detener el río de mis ojos,
callar el lamento de mi lengua
llevándome allí, donde nacen los silencios.

Si tamen acta deos numquam mortalia fallunt,a culpa facinus scitis abesse mea.

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