Tiempo, reflexiones y encuentros han tenido lugar, y en mis pensamientos tus contornos son un crisol del amor que aún profeso y el frío diamante de odio que has forjado para mí.
Mis heridas todavía escupen la sangre visceral y caliente que corre por tus manos, has dejado este cuerpo vacío y muerto observando el hilo del tiempo pasar frente a mis ojos.
He sido, finalmente, uno de tantos. Uno más
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