...... y levemente en piedra se tornan tus ojos y el corazón, avanza la agonía y la carne se endurece, se muere. Pero con un bondandoso gesto del cerebro, la piel se disuelve en sufrimiento y el dolor se vuelve relativamente usual, tan usual, que no lo sentimos más ni nos hace doler, simplemente existe ahí
No hay comentarios:
Publicar un comentario