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miércoles, 3 de julio de 2013

Hikari (光) III - IV

III
Golpea y hiere como hacha el dolor que siento
Sin ti, mi ave, el tiempo pasa más lento
cuando escucho tu voz, noto que se va mi aliento
Y decirte que soporto tu ausencia, que no pienso en vos, sé que miento.
Incluso en un mundo guerrero y desolado
agradeceré que mi mente me haga volado.
Es un defecto el cariño que te tengo
que mi corazón en tu presencia es rengo
y sin piedad de él me vengo
creando la pasión del sufrimiento
la sensación del espanto.

IV
Formóse un día en el alejado mar, cuando su blanca espuma y su cristalino volumen mostraron su forma. Moldeada por los vientos sutiles.
Al nacer, su mirada encendió mi alma.
Al nacer, su cabello nubló mi entendimiento y,
al nacer todo su ser, descubrí la calidez.
Cuan implacable Afrodita de oro, ella captó mi atención tras un manto de pureza y verdad.
Mi papel, el de un aventurero y simple observador que desde la oscuridad observa su brillo con clara admiración. Un corazón que exhorta, una mente que prohibe.
No existe belleza más fuerte y verdadera que aquella que al alma reconforta, es esa belleza invisible para nuestros ojos.
Es esa la belleza más poderosa de Hikari. Su externa y fogosa hermosura es sólo una compuerta para su florido interior.
Así, y así y es Hikari.

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