Change language

martes, 3 de marzo de 2015

Sofía

El brillo era diferente aquella vez,
como la misma persona, en otra tez.

Descubrí el grito aturdido en un silencio.

Tus pueriles ojos emitían culpa,
temor, pena, u otra penosa tulpa.

Sólo paroxismos que presencio.

Temías mi alma
el resplandor te cegaba.
Me quitaba y me daba,
gloria, alimento y calma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario