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martes, 11 de noviembre de 2014

Sinfonía N° 40 en Sol Menor

Una última nota, y el vacío comenzará a llenarnos otra vez.
Una última nota, y la oscuridad tomará los rincones donde había luz.

Un pecado he cometido, y debo olvidar.
De otro modo mi mente pronto va a estallar
Una angustia que es bueno matar
y que la muerte puede bien purgar.

Mas ¿Para qué hacer a mi alma gemir?
¿No me alcanza con este mundo pudrir?
¿No llega a ser suficiente lo que no puedo oír?
¿Quién soy sino un reflejo que no para de huir?

Todos tenemos un centro
una vigilia, una meta, un sueño
Y quizás algún lugareño
no lo ve, pero está adentro

Si la regla estalla, ¿Quién será culpable?
Un crimen que se remedia no es imputable
Pero ¿Alcanza eso para aplacar al insaciable,
monstruo que se alimenta de manera implacable?

Oh, una luz veo.
Sin embargo no la poseo
pues la rosa
más hermosa
tiene espinas para matar
a aquellos que la quieren agarrar.

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