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domingo, 9 de noviembre de 2014

¿Por qué perder esta victoria?

¿Para qué discutir con el viento por su soplido?
Lo que no podemos cambiar, está repelido.

No es bueno esforzarse por destruir lo indestructible o revivir lo que murió ya.
Nuestras energías merman a paso agigantado y sólo nos volvemos seres desalmados con una carne que es empujada a la muerte.

Y luego nos refugiamos en el auxilio del sueño diurno, el soñar despierto con el mañana utópico donde nuestras metas están cumplidas y alcanzamos el techo de nuestro desarrollo físico-emocional.
Pero ya no sirve pelear por lo que se fue, demos el corte necesario, amemos en silencio, no endulcemos la amargura con un edulcorante comprado en el quiosco.

Rejuvenezcamos el sentido de nuestra existencia nutriendo nuestras raíces, y una vez logrado, nuestros frutos serán más numerosos y más lozanos.

No perdamos las esperanzas de la vida junto con un falso amor que nos ajustició con su carta más severa, el universo es grande, y aún habrá alguien dentro de toda la niebla de soledad que se incline por querernos aún más que todos los seres que transitaron por nosotros.
Entonces uno empieza a conocerse y crecer...

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