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sábado, 29 de noviembre de 2014

Separatas del aprendizaje diario

De repente las heridas no sangran, de repente la paz está en el día a día.

¿Quién sino yo es responsable por mi felicidad?

Tal vez mis maneras sean molestas o insatisfactorias para la mayoría de la gente, y es por eso que en mi destino la soledad es una constante.

Sin embargo, soledad y tristeza no son sinónimos ni tienen una relación de causa y efecto.

Existe felicidad en estar solo, o al menos creo haber encontrado algo parecido sin el temor de creer que mi mente sólo busca conformarse con un estado del que no sale y disfraza de alegría los rincones que en verdad hace falta llenar.

En situaciones así, sólo resta vivir dando lo mejor que podamos dar, rehuyendo a las trampas de dolor como las sombras a la luz.

No obstante, el sentido de todo sigue estando muy lejos del horizonte al que llega mi mirada.

Por último, vale contener en el siguiente símbolo (sí, es paint) mis esperanzas, así como también la búsqueda de una ciencia incierta que logre poner en vereda los conceptos que no atrapan mis manos. 

Tal vez, algún día, decida hacer otra entrada con la explicación pertinente al gráfico.

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