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sábado, 28 de febrero de 2015

Evangelio para olvidar

Un día se cierran los ojos
y uno empieza a olvidar
van viniendo los antojos
ahora es preciso convidar.

Nace el olvido un día gris,
no hay otro tan gris.
Y uno debe decidir,
si prefiere huir o seguir.

Es el olvido una cobardía valiente
es un plato que no está caliente.
Es el olvido una práctica infinita
que siempre se esconde bajo una lonita.

¿Qué es el olvido sino la defensa,
la más pura y perfecta empalizada,
de un alma bastante escandalizada
que sólo conoce la viva ofensa?

Soy prisionero del olvido,
aquí vivimos para dejar,
pero ya no vivo caído,
donde no me voy a quedar.

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