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miércoles, 23 de abril de 2014

Sobre el mundo y otras mentiras I

Ha sido poco tiempo, relativo, lo que aconteció entre aquellos, o lo que pasó entre los problemas de nuestra vida. Si pensamos que la tierra juntó millones de años, podemos decir entonces, que la era humana no es más que un suspiro, y cada uno de sus integrantes, un mero átomo, un quark, un cuanto en la vida de la tierra.
Pero... ¿Para qué hablar de la tierra? Lo que nos aflige hoy no son sus giros, lo que nos alegra no son sus traslaciones de órbita. Empero, nuestros problemas surgen del átomo. Si reflexionamos, podríamos apreciar que el sistema solar en el que vivimos no es más que un gran átomo. El sol, como una suerte de núcleo, dispone a 8 planetas en giro elíptico a su alrededor como lo hace el átomo con sus electrones.
De esta forma también se suele dar entre los humanos, cuando establecemos nuestro núcleo y giramos en torno a él. No obstante, es trágico cuando nuestro núcleo deja de darnos calor y vida ¿No es así? Nos sentimos seres fríos y en paulatino oscurecimiento que rotan alrededor de la nada misma, tal vez recordando cómo un flamígero núcleo atrajo nuestras energías en algún pasado cercano o más bien lejano.
La alegría, el furor, la melancolía y el bienestar. Todos con sus perfectos antónimos y sus variantes. ¿Quién nos dotó de tanta verborragia mental? ¿De la herida de quién sangraron nuestras miserias?
Sin contar más, la vida es un constante misterio que preferimos ignorar para no encontrarnos con la realidad que, a viva voz, nos dice que ni siquiera sabemos en qué lugar estamos parados.

Y hablando de misterios, un simple y pequeño acertijo que encontré por ahí. Estos de palabras escondidas me han resultado sumamente simpáticos en este último tiempo.
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