Change language

sábado, 12 de abril de 2014

El diario de Roy Aarón De Christine

11/2
"Mis días apostado en la cuenca de este caudaloso río ubicado cerca de las tierras a las que huí cuando la Ley se me hizo pesada, han sido de lo más interesantes si uno decidiese invitar la propia mente a la exhaustiva reflexión.
He comprendido algunos misterios de la vida, tal vez, la soledad y incesante sonido del agua impactando y describiendo un zigzag entre las rocas han cubierto mis ideas del fino polvo mágico que se respira en los bosques. Ahora todo puedo verlo con otros ojos que quizás no sean los míos, pero me gustan más.
Conforme pasa el tiempo, me veo más y más sumido en la suave sinfonía que me embelesa a mi alrededor, a duras penas puedo ahora discernir en qué día me hallo, cuando es mediodía, o si la noche ya ha colgado la argéntea luna en el firmamento.
Aunque como siempre puede saberse de cualquier situación, no todo es hermoso y perfecto, hasta el más brillante oro tendrá una mancha si se lo escudriña con severidad. Tal es el caso que anoche, mientras mis ojos se cerraban dando inicio a mi merecido descanso en la suave pernocta del espíritu, un sonido vago y misterioso se agitó tras los árboles del bosque que circundaba el río. Por supuesto, no existe fiero sonido ni letal bochinche que logre amedrentar o mermar el vigoroso auge de Don Aarón De Christine, por lo que aprontando mis fieles botas, partí al encuentro de aquel bullicio que impedía a mi templanza emprender el sueño.
No obstante fue engañada mi merced pues al pasar un par o dos de aquella ubérrima espesura me sorprendió un silencio profundo tras el corte de aquella sonoridad. Ciertamente el trueno de mis pasos más mi varonil y rudo aroma han espantado a quienquiera que estuviese produciendo tal alboroto, empero, retorné a mi asentamiento y allí me dispuse a dormir sin contratiempos"
  

No hay comentarios:

Publicar un comentario