Change language

miércoles, 25 de diciembre de 2019

Diario

Sé lo inútil que resulta llorar lo perdido, no es algo ajeno a mí estos días la congoja de saberme abandonado por quien ya no volverá.
Me pregunto como se hará para quitar de mis más profundos tejidos su nombre y su forma, como se puede despertar sin anhelar romper la pesadilla de entender que se ha marchado para siempre.
Abundantes y contrarios sentimientos y emociones me invaden a cada minuto, no hay paz que dure más de unas pocas horas antes de caer nuevamente en sus tinieblas y verme envuelto con tanto dolor, y tanto amor perdido.
Suelo cerrar los ojos para encontrarlo cerca mío en su ausencia infinita, esforzarme en recrear la sensación de su abrazo y el tono de su voz. Me hallo frecuentemente sin recordar otro motivo de alegría que no lo involucre como figura central, como el todo y el para siempre.
Quizás no haya manera de quitarlo de su trono, ni removerlo de mis tejidos.
Puede que sólo reste convertirlo en dogma, y aprender a vivir bajo el dulce yugo de su recuerdo.





JM

No hay comentarios:

Publicar un comentario