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miércoles, 29 de junio de 2016

Vasos

Por mis vasos corre un veneno, roba mi energía y debilita mi pensamiento, corta mi ilusión y me entrega a la desesperación.
Mi veneno vino de afuera, probé el vino que lo contenía y mis labios sonrieron al instante. Su sabor y textura incautaron mis sentidos y los soltaron a la frenética marcha del beber. El veneno es poderoso... y adictivo.
Me dejé matar poco a poco por placer y vanidad. Sentí que era mi camino de gloria y verdad.
Pero todo fue un engaño, y me vengo a enterar, envenenando, furioso y con ganas de llorar.
Este veneno creaba puentes de papel sobre mares turbados.
Me dejé morir, en nombre de mi vida.

Rehabilitación y luces al final de un túnel derrumbado.

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