ni mis decisiones las más sabias.
Revivo mis batallas pasadas,
y juzgo severamente mis errores.
Se han grabado en mi piel,
los dibujos que hacían tus manos,
en mis labios los tuyos,
y en mi mente tus oscuros pensamientos.
Mis acciones y sentires, por lo tanto,
se han endurecido bajo el rutinario trabajo.
El hábito ha trastornado mis sentidos,
hundiéndome, en dolores y espanto.
Mas la fuerza que nace del viento,
de la carrera incesante de Helios,
y de la sangre en mis arterias.
La fuerza que nace de mi voz.
Retomo mis sentidos,
me vuelvo crisol de las fuerzas,
y finalmente, quiebro el samskara.
Hora de florecer.
No hay comentarios:
Publicar un comentario