por cada uno, dirás una plegaria.
Los pondrás en tu pecho,
e intencionarás su cuerpo.
Tras reunir los fragmentos,
reposarán veintinueve lunas
y cada mañana les ofrecerás sol,
y unas flores de lavanda.
Luego finalmente estarás listo,
para reconstruir el cristal original.
Te lavarás en caléndulas y eneldo,
serás éter y cosmos en carne.
Una vez concluida la obra,
colocarás ese cristal en aquel lugar,
del que te lo quitaste para entregarlo,
y volverás a amar.
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