Luz de mi reflejo, iluminación cósmica y terrenal a la vez, háblame sobre mi camino y guíame con tus sabios consejos. Háblame del recuerdo y del olvido, háblame sobre amar u odiar, háblame de aquellas cosas con las que nos distraíamos antes, y que ahora son sólo minucias insignificantes de un pasado que apenas logro retener.
Dime, mantra eterno, si conviene apostarse con el corazón destrozado al lado del árbol que crece, esperando a que su sombra nos cubra a su debido tiempo, o si acaso resultaría mejor arrojarse a la intemperie desolada buscando un árbol mejor donde poder construir mi vida y mi reparo.
¿Cuánto tiempo de mi vida estoy dispuesto a pagar por la esperanza de lo lejano?
Respondeme, luego, vivamos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario