Veo mi propio camino en frente,
yo lo construí con decisiones,
con voluntades y llanto efervescente,
con impulsos de alegrías y lesiones.
Mi camino es fecundo en piedras,
lleno de espinas y venenosas hiedras,
tan propio como un deseo, un anhelo,
tan de otros como una idea, un recelo.
Sendero angosto y solitario,
tierra de mi alma,
de mi cuerpo el sudario,
de mi mente la calma.
Mío y de todos, nuevo y antiguo.
Tuyo, de él y de ella,
sonatas del destino exiguo,
que la vida con la muerte sella.
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