Infiero, saco conclusiones, entiendo,
supogo, tenso y distiendo.
¿Qué hace falta para crecer?
¿Qué necesito par ser?
Los árboles me enseñan a endurecer la corteza,
porque estando verde, se pierde la certeza
de crecer y mantenerse con entereza.
Me gustaría solo llorar por mí,
tener riendas para conducir esa emoción,
que nace adentro, y me borra la razón.
Me gustaría entender qué hago aquí,
cuando el mundo me invita a la desazón,
cuando, a su vez, me regala una ilusión.
Pienso que la madurez llega a cuentagotas,
creo que toma un tiempo hasta ponerse las botas.
Sé que algún día voy a llegar a ser,
ese que tuvo la fuerza para crecer.
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