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viernes, 17 de julio de 2015

Periodos de reflexión

Las preguntas se agolpan en los días así, es como navegar en una Estigia de divagues donde el destino único e innegable es la incertidumbre y un resto del día lleno de ese pesar que el sol contribuye a sumarnos.
Es fácil notar el mal común: todos queremos estar a la altura de las circunstancias, para eso vivimos, para ser aquellos que tengan el poder de domar su propia vida por más corta que sea. Nuestra vida lo es todo, nuestros instintos velan por ella, nuestra felicidad es la suya, y nuestro porvenir depende de ella enteramente. 
Asique, ¿Es coherente sonreír por el simple hecho de estar vivos? Dudas, otra vez. 

Más aún ¿Qué elegir entre la cabeza de un ratón y la cola de un león? ¿Vale la pena sacrificarse por la mediocridad que sueña? ¿O vivir en la mediocridad que la pasa bien? 
Creo que la respuesta teórica es obvia, pero en la práctica, podemos encontrar dificultades. Cuesta caro soñar, extender las alas puede a veces cortartelas para siempre. 
¿Quiero volar? = ¿Me quiero arriegar a morir? = ¿Quiero/puedo vivir con esa carga sobre la espalda?

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