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jueves, 5 de julio de 2012

El idioma de las flores.

Uno de mis relatos...

El idioma de las flores.

Una mañana, teniendo yo 8 años de vida, me encontraba haciendo mi mochila dispuesto para salir al colegio, cuando una voz masculina, un tanto extraña me habló desde atrás:
-¿Sientes los lirios?
Asombrado, volteé y noté que no había nadie; sólo estaba mi perro comiendo su alimento depositado en un pequeño envase de plástico.
Decidí ignorar lo que oí y partí rápidamente hacia el colegio, ya que faltaba poco para que toque el timbre y llegue tarde.
Ya en la puerta, me encontré con mi mejor amigo Daniel, quien traía en su mochila un par de flores blancas que jamás había visto y decidí interrogarle.
-¿Cómo se llaman esas flores?- Inquirí. –No parecen ser de las que crecen por acá.
-Se llaman Azucenas, o también se las conoce como lirios. Pasé a buscarte antes de venir pero no estabas. Sin embargo encontré éstas en tu puerta, creí que se te habían caído. 
Mi corazón sintió un escalofrío abrasador, sin embargo, luego del miedo, sospeché que debía ser alguna broma que mi primo Nicolás me estaría gastando o mi tía que me habría querido dar una sorpresa al regalarme tan fragantes y hermosas flores.
Seguí sin darle importancia y entré a mi curso, donde varios de mis compañeros se reunían alrededor de mi pupitre, y mientras llegaba, algo me heló la sangre otra vez:
-Es un lirio.- Afirmó Laura, una amiga apasionada por la naturaleza.-Pertenecen a la familia de las liliáceas. ¿No les parece hermosa? Tan ubérrima, tan lozana…
Me acerqué lentamente y comprobé que era una de esas desdichadas flores que me tenían preocupado desde esta mañana. Sentí ganas de vomitar.
Me escapé llorando del colegio y recordé las palabras que mi madre me había dicho para cuando me sintiera mal:
“Piensa en algo lindo, a veces nosotros mismos somos nuestro miedo”
Sin embargo no podía parar de llorar, y seguí corriendo hasta que escuché otra vez la terrible voz:
-¿Hueles el aroma que desprende el lirio?
-¡Déjame en paz!- Grité llorando, las palabras se me enredaban y ya no podía hablar más.
De pronto un ruido a máquinas entrar en acción se oyó a lo lejos, el sonido era paulatino y cada vez más ensordecedor.
Habló de nuevo.
-Dime si hueles los lirios…
-No…- Atiné a musitar. –No…
-El lirio es una flor exquisita al olfato ¿La has probado alguna vez?- Su voz era entrecortada y débil, me sorprendí  de poder escucharla.
-¡No huelo nada! –Aullé.- ¡Jamás he sentido esa flor! ¿Por qué es tan importante?
El ruido se detuvo en seco, no obstante, jamás me había sentido tan aturdido.
Terminé el trayecto hasta mi casa, y me detuve en la puerta: había un lirio pegado con cinta en ella.
Lo arranqué con desprecio y luego me adentré mi hogar, y mis ojos se encontraron con los restos mutilados de toda mi familia.
Luego de eso, solo recuerdo haberme despertado en el hospital y una extraña mujer me miraba fijamente.
-¿Qué pasó?- Susurré, sin embargo la mujer alcanzó a escucharme.
-Has despertado.-Dijo con una enorme y empática sonrisa.-Debes estar cansado, duerme y luego hablamos.
-No.-La interrumpí.-Quisiera hablar ahora. ¿Qué sucedió?
La mujer pareció afligirse de pronto.
-Soy de la policía. Te encontramos sin consciencia en el umbral de tu casa; tenías este sobre en tus manos.-Dijo la mujer antes de entregarme un sobre blanco con un sello de lacre verde.-Ah, y esto, me será difícil de decir… tus padres fallecieron ambos, un individuo irrumpió en tu casa justo antes de que llegaras y les quitó la vida con puñaladas. Lo siento.-
Contuve mis lagrimas y mis deseos de tenderme a llorar. Le pedí a la mujer que se retire para poder llorar y leer el sobre en paz, a lo que accedió apaciblemente.
Cuando abrí el sobre, un pétalo de lirio cayó de él y lo maldije.
No pude comprender su significado al principio, pero cuando lo hice sentí el horror más profundo de toda mi existencia. La carta, una sublime hoja de papel blanco, rezaba:
“Las flores te buscaron, ¿Por qué no atendiste?”
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VERSIÓN CORREGIDA

El idioma de las flores.

Una mañana, cuando tenía yo 8 años de vida, me encontraba haciendo mi mochila, dispuesto para salir al colegio, cuando una voz masculina un tanto extraña me habló desde atrás:
-¿Sientes los lirios?
Asombrado, volteé y noté que no había nadie; sólo estaba mi perro comiendo su alimento depositado en un pequeño envase de plástico.
Decidí ignorar lo que oí, y partí rápidamente hacia el colegio, ya que en pocos minutos el timbre sonaría y entonces yo, entraría tarde.
Ya en la puerta, me encontré con mi mejor amigo Daniel, quien traía en su mochila un par de flores blancas que jamás había visto y decidí interrogarle.
-¿Cómo se llaman esas flores?- Inquirí. –No parecen ser de las que crecen por acá.
-Se llaman Azucenas, o también se las conoce como lirios. Pasé a buscarte antes de venir pero no estabas. Sin embargo encontré éstas flores en tu puerta, creí que se te habían caído. 
Mi corazón sintió un escalofrío abrasador, sin embargo, luego del miedo, sospeché que debía ser alguna broma que mi primo Nicolás me estaría gastando o mi tía que me habría querido dar una sorpresa al reglarme flores tan hermosas y fragantes.
Seguí sin darle importancia y entré a mi curso, donde varios de mis compañeros se reunían alrededor de mi pupitre, y mientras llegaba, algo me heló la sangre otra vez:
-Es un lirio.- Afirmó Laura, una amiga apasionada por la naturaleza.-Pertenecen a la familia de las liliáceas. ¿No les parece hermosa? Tan ubérrima, tan lozana…
Me acerqué lentamente y comprobé que era una de esas desdichadas flores que me tenían preocupado desde esta mañana. Sentí ganas de vomitar.
Llorando, me escape del colegio y recordé aquellas palabras que mi madre me había dicho para que me relajaran cuando me sentía mal:
“Piensa en algo lindo, a veces nosotros mismos somos nuestro miedo”
Sin embargo no podía parar de llorar, y seguí corriendo hasta que escuché otra vez la terrible voz:
-¿Hueles el aroma que desprende el lirio?
-¡Déjame en paz!- Grité llorando, mientras las palabras se me enredaban y ya no podía hablar más.
De pronto un ruido a máquinas entrar en acción se oyó a lo lejos, el sonido era paulatino y cada vez más ensordecedor.
Habló de nuevo.
-Dime si hueles los lirios…
-No…- Atiné a musitar. –No…
-El lirio es una flor exquisita al olfato ¿La has probado alguna vez?- Yo escuchaba esa voz entrecortada y débil, me sorprendí  de poder escucharla.
-¡No huelo nada! –Aullé.- ¡Jamás he sentido esa flor! ¿Por qué es tan importante?
El ruido se detuvo en seco, no obstante, jamás me había sentido tan aturdido.
Terminé mi recorrido y se me volvió eterno. Me detuve. En la puerta, pegado con cinta, había un lirio.
Lo arranqué con desprecio y luego me adentré mi hogar,  mis ojos se encontraron con los restos mutilados de toda mi familia.
Luego de eso, mi mente en blanco…. Silencio total. Sólo recuerdo haberme despertado en el hospital .Una extraña mujer me miraba fijamente.
-¿Qué pasó?- Susurré, y aunque mi voz era casi imperceptible, la mujer alcanzó a escucharme.
-Has despertado.-Dijo con una enorme y empática sonrisa.-Debes estar cansado, duerme y luego tendremos tiempo de conversar.
-No.-La interrumpí.-Quisiera hablar ahora. ¿Qué sucedió?
La mujer pareció afligirse de pronto.
-Soy de la policía. Te encontramos inconsciente en el umbral de tu casa; tenías este sobre en tus manos.-Dijo la mujer antes de entregarme un sobre blanco con un sello de lacre verde.
-Ah, Por último, y esto….será difícil comunicarte esto… tus padres,  fallecieron ambos. Un individuo irrumpió en tu casa justo antes de que llegaras y les quitó la vida con puñaladas. Lo siento.-
Contuve mis lágrimas y mis deseos de tenderme a llorar.
 Le pedí a la mujer que se retirase para poder llorar y leer el sobre en paz, a lo que ella accedió apaciblemente.
Cuando abrí el sobre, un pétalo de lirio cayó de él. Yo, encolerizado, lo maldije.
Al principio,  No pude comprender su significado, pero cuando lo hice sentí el horror más profundo de toda mi existencia.
 La carta,..Una sublime hoja de papel blanco, rezaba:
“Las flores te buscaron, ¿Por qué no atendiste?”

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