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viernes, 17 de enero de 2020

Mary

Esta noche, como la mayoría de las noches y también los días, me ahogo en el océano de sangre que mana de un corazón lastimado.
¿Cómo rehusar tantos juramentos y olvidar a quien tanto se anheló?
No hay paciencias que comprendan razones, ni que puedan hacerse valer ante los embates del recuerdo flagrante.
La serenidad de las horas se ve fisurada por la lid de sentimientos opuestos y pensamientos que intervienen.

Ya no quiero jugar a la temeridad ni arde en mi interior el viejo fuego de la audacia.
No encuentro más sentido en lanzarme a la lucha por obtener amores que no recibiré.
No encuentro sentido en luchar, a secas.
Las contadas luces de esperanza se atenúan y finalmente apagan, pero el sentimiento arde e ilumina una noche sin estrellas, astros ni suelo que pisar.
Doy un paso atrás y descubro que no hay otra noche que sus cabellos, no hay otras luces que sus ojos.
Que este nuevo año me de las herramientas para hacer la ruta a mi nueva casa.

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