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lunes, 16 de diciembre de 2013

Que el plelilunio sea testigo

Que el plelilunio sea testigo de esta utopía, que sea testigo de los pensamientos que abrigo en esta luminosa noche.

Desde hace tiempo se agitan en mis mares las aguas de la incertidumbre, las aguas de la desazón y el engaño. Hoy las aguas están tranquilas, como sombra de naranjal que cobija al caminante, pues de caminar se nutre de aprendizaje al que abre los ojos.

Nace entre las entrañas desterradas del cuerpo un nuevo espíritu incansable de paz y guerra, de fiereza y ternura, de luz y de sombra. Como gotas de almidón que destrozan el frasco.

Conjunción de misterios entre las aguas del dispar, y alas suaves que emergiendo de la incertidumbre se transforman en un fino picado de palomas blancas.

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